Por Guille Montiel
A las 5 p. m. ―en medio del tranque panameño, habitado por los transeúntes de la Ciudad de Panamá, mientras suena el pitido del tren, en la temporada de mamones chinos, entre los pasos de cientos de personas, junto a la mirada indiscreta y la sonrisa nerviosa de quien ve algo de repente― comienza la presentación de la pareja de bailarines y coreógrafos Marcos Di Nardo y Juan Tirado, con una parte de su pieza titulada Ordinary People.
Entre gente ordinaria, sin paredes, con los límites marcados por un cuadrilátero negro, la mezcla musical de la obra se funde con el bullicio de la hora pico. Pude observar cómo los dos cuerpos sudorosos cambiaban su fisicalidad ante la mirada curiosa del público. «Condicionando la intimidad de la pieza y su espacialidad», me responde Juan Tirado a una pregunta que le hice en el Teatro Ateneo de la Ciudad del Saber, durante la segunda presentación de la compañía en el festival. «Es el mismo material», me confía.
Aunque sentí la «urbanización» del movimiento en San Miguelito, la coreografía trasciende el caos citadino, sobreviviendo más allá; como lo hace también en una sala donde la iluminación es perfecta.
Solo me queda por decir: ¡GRACIAS, PRISMA-Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, por abrir en la Gran Estación no solo tu décima tercera edición, sino también los ojos de la gente que, seguramente, presenciaba por primera vez danza contemporánea de manera tan ordinaria.
P. D. Götterdämmerung significa en alemán «El ocaso de los dioses».
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