martes, 15 de octubre de 2024

Ante las nuevas formas del eco

 Por Dionisio Guerra

Un destello que rasga la oscuridad anuncia que la obra acaba de empezar. El salón se sumerge nuevamente en la penumbra y la incertidumbre nos captura. Otro flash. Acompañando el silencio, un hombre recostado sobre la pared empieza la escena. Sus movimientos son rápidos, ágiles, casi frenéticos. Las sombras que crean los flashes producen la ilusión de una triple danza, la de su cuerpo y sus espectros bailando en compañía.

Del fondo de la sala, un sonido irrumpe, sembrando desconcierto. Incluso parece la interrupción de alguien del público. Pero no. El mismo sonido vuelve, y esta vez deja sentir la onda expansiva que provoca su caída. Los espectadores la pueden oír saliendo de las bocinas, ver a través de las luces parpadeantes y sentir a través de la vibración de los cuerpos.

Una mujer emerge del público, avanzando como una fiera dispuesta a atacar. Sus armas, dos pelotas de goma. Cada vez que rebotan en el suelo provocan un estruendo que retumba en todo el recinto. Parece que el lugar empieza a latir.

Poco a poco vamos descubriendo que el escenario tiene la capacidad de responder a los movimientos. El piso y las paredes están recubiertos de dispositivos, sensores, micrófonos y luces que reaccionan a la interacción de los bailarines. La sala está viva. Puede crear, gritar, parpadear y provocar la danza.

Fatal es una pieza de danza creada e interpretada por Ana Suárez y Jona Valdiviezo, presentada en el Prisma–Festival Internacional de danza contemporánea de Panamá el 13 de octubre de 2024, en el Cuarto Rojo de Ciudad del Saber, Clayton. Es una obra que no solo desafía los sentidos, sino que también los expande.


Definida por sus creadores, Fatal es «un juego impulsivo de composición creado a través del impacto de patrones insistentes de movimientos rítmicos y de sonidos desplazados».

Además de la exploración artística, el trabajo resalta también con el proceso técnico y tecnológico que interviene en la obra. Pero, aunque trabaja como un pilar que la sostiene, no es su esencia. Es un medio para los artistas, un punto de partida para proponer, experimentar y hasta divertirse.

Jona, además de bailarín, es el compositor sonoro y lumínico de esta pieza. Su trayectoria destaca el interés del artista en fusionar la tecnología con el movimiento. Ana, por su parte, reconocida por sus trabajos de danza aérea, demuestra aquí, esta vez con los pies en la tierra, su capacidad de domar el movimiento en cualquier entorno. Su delicadeza y precisión eleva la propuesta de Fatal, demostrando que, incluso cuando le damos el poder de creación a las tecnologías, sigue siendo la humanidad lo que realmente conmueve al espectador.



Fotos de Raphael Salazar

Ficha técnica y datos de la compañía


Editado con el apoyo de















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